Compartimos la alergia a las tendencias efímeras, la tiranía de la obsolescencia programada y tantas de las ideas de Miguel Milá (Barcelona, 1931) que celebramos la publicación de su último libro, Lo esencial. El diseño y otras cosas de la vida. Editado por Anatxu Zabalbescoa, y a medio camino entre el ensayo y el libro de memorias, es sobre todo un sugerente legado sobre cómo habitar un mundo al que el diseño debería contribuir a hacer mejor.
Milá se rige por dos principios básicos, el sentido y la belleza, porque “no siempre el lujo es un confort, pero el confort siempre es un lujo”. Revolucionó los 60 con sus lámparas baratas y funcionales, imbatibles e impermeables a las modas, cuyo valor se ha multiplicado en los últimos años. Participó en la creación de ADI FAD, asociación que se dedicará a difundir el diseño español en el extranjero y conectar a los jóvenes profesionales españoles con el exterior. En 1987 fue reconocido con la primera edición del Premio Nacional de Diseño y en 2008 recibió el Compasso D’Oro como reconocimiento a su trayectoria profesional y su contribución a la difusión del diseño español en el extranjero.
Su último trabajo, resume su espíritu creativo: es un botijo de edición limitada, creado para el Museo de Argentona, que abordó por encargo de la institución porque “es mucho más estético ver un cántaro roto en el suelo que una botella de plástico abandonada”… ¡Nos representa!