Nos enfrentamos a nuevas elecciones… Una buena manera de mitigar la posible desesperación, para los ciudadanos más aficionados al diseño gráfico y la comunicación, es prestar especial atención al continente de la inevitable campaña electoral, al tiempo que aprehendemos el contenido, porque la imagen lo es todo cuando de convocarnos a las urnas se trata. La comunicación afecta directamente al voto, y el diseño es el “arma” de la que se sirven los partidos políticos para trasladar su mensaje al electorado, así que parafraseando la famosa frase de Paul Rand de que “todo es diseño, todo”, los departamentos de comunicación de cada partido recurrirán a un amplio catálogo de elementos, con el fin de re-ilusionar a sus electores.
Los colores ganarán peso: cada formación política deberá sacar el máximo rendimiento al Pantone de la casa. El Pantone 299 en el caso de PP, o ese 485 del PSOE, inalterable desde que Cruz Novillo diseñara el puño y la rosa en 1977; el Pantone 2622 para UP, o el 1585 de Ciudadanos, “la formación naranja”. Los colores se declinarán en completos catálogos del merchandising al uso (gorras, globos, bolígrafos, camisetas, etc).
Observaremos también movimientos en los logos que se resideñan, se ajustan, se acompañan de monogramas efímeros… Y, por supuesto, en las tipografías que sustentan los mensajes, cargadas de intención, como denota la elección tipográfica de cada partido; los acrósticos no están de moda, se priorizarán las letras dibujadas y los trazos manuales, y seguiremos viendo el empleo de lettering como recurso gráfico, y los eslóganes convertidos en hashtags… Pero dejemos que nos sorprendan, al menos en este campo de la creatividad, y sobre todo, que los árboles no nos impidan ver el bosque.